Hablar sobre Ramón y Cajal es relacionar su nombre a los dibujos que hizo sobre la neurona, sin embargo Ramón y Cajal también utilizaba poemas muy ingeniosos para describir la neurona. Podríamos decir que Ramón y Cajal no sólo fue un gran dibujante de todo lo que observaba a través del microscopio, sino también describía sus observaciones a través de poemas, realmente no sólo se trataba de un gran científico, sino de todo un artista cuya mayor inspiración fue la Neurona. Ven y descubre su genialidad.
El genio de Aragón
Santiago Ramón y Cajal nació el 1 de mayo de 1852 en Petilla de Aragón (Navarra). De niño trabajó como aprendiz de barbero y de zapatero. Desde niño mostraba gran apego por el arte, el dibujo y la pintura. Fue su padre, un profesor de Anatomía Aplicada, quien lo convenció de estudiar Medicina. En 1873 se licenció en la Universidad de Zaragoza, y después se doctoró en Madrid en 1877.
En 1887, Cajal conocería el método colorimétrico de Camilo Golgi, utilizado para colorear células, sin embargo este método no era tan eficiente así que volcó todo su trabajo en mejorarlo y adaptarlo a la coloración de células nerviosas, trabajo que fue importante para realizar sus observaciones y poder sentar sus teorías. En 1889 viaja a Alemania, donde se celebraba el Congreso de la Sociedad Anatómico Alemana en Berlín. Ante el escepticismo de sus colegas Cajal expone sus observaciones dejando sorprendido a todo el auditorio. Fue a partir de ese momento que Cajal se gana una enorme reputación en Europa llevándolo al punto cumbre de su carrera cuando compartió con Golgi el premio Nobel de medicina en 1906.
Finalmente, el 17 de octubre de 1934 en Madrid y a los 82 años de edad, Ramón y Cajal murió acompañado de su familia y alumnos.
El artista y su pasión
Santiago Ramón y Cajal dedicaba la mayor parte de su tiempo libre a la lectura, la fotografía y el dibujo, un pasatiempo que seguía desde pequeño. Dibujaba en papeles, cuadernos, fachadas y tapias y representaba escenas realistas, paisajes, edificios. Obtenía los colores raspando la pintura de las paredes o poniendo a remojo papeles pintados. Más tarde, a partir de sus estudios de medicina, empezó a dibujar piezas anatómicas de disecciones y tejidos.
Su labor científica se centró en estudiar la histología del sistema nervioso, al que él mismo apodó “La obra maestra de la vida”. Cajal empleaba embriones de pájaros y de pequeños mamíferos, comprobó que por su menor complejidad las células destacaban íntegras dentro de cada corte microscópico, logrando resultados con mucha mayor claridad que utilizando el tejido adulto. Así fundamentó la teoría de la neurona, según la cual las células nerviosas son individuales y no eran parte de una red como se creía hasta ese entonces.
Cajal conocía la cámara, sin embargo él prefería no utilizarla y hacer sus propios dibujos de las observaciones; con el microscopio en su mano izquierda y el papel a su derecha iba reproduciendo con exactitud las preparaciones. Y es que a propias palabras de Cajal: “El buen dibujo, como la buena preparación microscópica, son pedazos de la realidad”. Y aunque tuvo muchos críticos sobre la veracidad de sus dibujos, diversos autores la han comprobado en un gran número de obras mediante el análisis de sus propias preparaciones histológicas o utilizando métodos más modernos para analizar el sistema nervioso.
Además de su afán por el dibujo, Ramón y Cajal utilizaba poemas para referirse a su trabajo:
“¡Como el entomólogo a la caza de mariposas de vistosos matices, mi atención perseguía, en el vergel de la sustancia gris, células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental!”
Y es que para Cajal el cerebro era como un gran jardín que le brindaba emociones artísticas incomparables, además de regalarle paisajes espectaculares. Como cuando decía:
“¿Hay en nuestros parques algún árbol más elegante y frondoso que el corpúsculo de Purkinje del cerebelo ó la célula psíquica, es decir, la famosa pirámide cerebral?”
O cuando intentaba describir la Plasticidad neuronal, capacidad de cambiar las conexiones neuronales (sinapsis):
“…la corteza cerebral semeja un jardín poblado de innumerables árboles, las células piramidales, que gracias a un cultivo inteligente pueden multiplicar sus ramas, hundir más lejos sus raíces y producir flores y frutos cada día más exquisitos”
Además de sus libros científicos, escribió novelas como “Cuentos de vacaciones. Narraciones pseudocientíficas”, “Historia de mi labor científica”, “Chácharas de café. Pensamientos anécdotas y confidencias” y “El mundo visto años 80 años. Impresiones de un arteriosclerótico”; y un libro sobre fotografía “La fotografía de los colores. Bases científicas y reglas prácticas”. No hay duda que fue todo ungenio que apasionado por los misterios del cerebro consiguió explotar su máximo potencial no sólo comocientífico, sino también como artista.
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